Qué son los factores de crecimiento, cuándo y para qué se utilizan

Factores-de-crecimiento

Los denominados factores de crecimiento o PRP (Plasma Rico en Plaquetas) son proteínas que juegan un papel clave en traumatología, especialmente en la recuperación de lesiones.

Popularmente, a este tipo de tratamiento, se le conoce por “infiltraciones”, aunque, como veremos ahora, esto hace referencia al modo en que se aplican, no a su definición.

A continuación, aclararemos, desde un punto de vista médico, qué son los factores de crecimiento, en qué casos se utilizan y cuándo o cómo deben aplicarse.

Factores de crecimiento: definición

Como ya hemos adelantado en la introducción, los factores de crecimiento son proteínas que desempeñan un papel crucial en la reparación de lesiones.

Las podemos encontrar en el plasma y las plaquetas de nuestro sistema sanguíneo.

Su principal función es acelerar la regeneración celular y reducir el tiempo de recuperación notablemente.

Para poder utilizarlas en medicina, es necesario extraer una muestra de 10 ml de sangre del paciente en cuestión.

Esta se someterá a un proceso de centrifugado, el cual nos ayudará a extraer el plasma y factores de crecimiento.

Una vez tengamos separado el plasma autólogo del resto de la muestra, se aislará y se concentrará.

Finalmente, tendremos un suero concentrado que se podrá administrar en la zona lesionada para proceder a su recuperación.

¿Para qué se utilizan?

Los factores de crecimiento se pueden aplicar en la recuperación de cualquier tejido lesionado. Por ejemplo:

  • Lesiones de tendones, como las que afectan al tendón rotuliano y al tendón de Aquiles.
  • Lesiones de ligamentos, como lo son los esguinces o la dislocación de rótula.
  • Lesiones de cartílago que van desde una inflamación hasta la artrosis.

Cuándo y cómo se aplican

Para administrar factores de crecimiento en el tejido lesionado de un paciente, debemos recurrir a las infiltraciones.

Es decir, una vez que tenemos el plasma con factores de crecimiento o PRP aislado y en forma de suero concentrado, es el momento de infiltrarlo en la zona a tratar.

Por norma general, se necesitarán varias infiltraciones para conseguir resultados. Y entre una y otra no pueden pasar más de 21 días.

Así, por ejemplo, cuando se trata de lesiones que afectan al tendón o al músculo, el paciente necesita someterse normalmente a 3 infiltraciones.

En caso de que se trate de artrosis, hablamos de un tratamiento con el mismo número de infiltraciones, hasta 3.

La cantidad siempre va a depender del dolor del paciente y de la gravedad de la enfermedad.

Si crees que este tratamiento podría ayudarte con tu lesión, ponte en contacto con nosotros. En Centro Médico Meisa, podemos ayudarte.

Esta información ha sido revisada por nuestro equipo médico. No remplaza sino que complementa la relación entre el profesional de la salud y el paciente. En caso de dudas, consultar con su profesional de la salud de referencia